Permanencia (fragmento)



Hondo Mar y excavado,
todo vive en el sueño, en Ti reposa.
El alma entra en la oquedad de su mutismo
y el tiempo va aclarando su efurismo
edéntica a Ti mismo, pura, lenta,
se expande inmaculada y llega atenta.

Y el mar, ay, el callado mar se ensancha
Y el alma en el instante refulge ancha,
se expande hasta ekl reposo,
hasta el límite calmo de una onda.
el alma ante ese rostro mtra. ahonda,
la imagen del reposo.

Es presentir ante el estar la vida
en el agua interior que la convida
al goce: su silencio.
desbordada en un ser y sin contornos
fluye alegre, destruye sus adornos
y en ella me presencio.

Nocturna se consume sigilosa
en la cima profunda y generosa
que la nutre radiante,
como nítido hueco en el olvido,
para sentir y retener lo ido
en un eterno instante.

¡Ay soledad!, exacto mar y claro,
tu cabida es la muerte: infinito aro
que no apaga lo amado,
lo incorpora y somete en el compás
quieto de sus entrañas, y allí en paz
fulgura en lo entregado.

Clara visión, la luz allí suspensa
siente la forma del azul que tensa
y al filo de su rada,
al fondo de los años sin presencia
celebra el alma la perenne ausencia
de su nocturna nada.

(Fragmento de Permanencia en los puertos de Javier Cesilia)

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